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Cultura

"La clave"

La problemática cultural que sufren los hijos de inmigrantes es el eje central de la integración en la sociedad receptora. Elementos como el trabajo y el idioma son claves también, pero en el plano personal el hecho de asimilar o no la cultura es vital en la correcta integración de la segunda generación de inmigrantes.

Otro problema que encontramos es definir exactamente qué es la cultura. Dentro de ese término hemos querido englobar idioma, religión, gastronomía, vestimenta, costumbres, política… pero “cultura” continúa siendo esquiva a las definiciones que la limiten. Sin embargo, sí que existe una noción de cultura propia que los hijos de 

inmigrantes tienen especialmente, pues la cultura materna que los acompañó durante los primeros años de su vida es radicalmente distinta a la que los acogió después.

Barri, Faisal y Fares se centran en elementos como las formas de tratar a la gente o el modo de entender la vida, además de la más política vertiente de la separación “Iglesia (musulmana) y Estado”.

Especialmente resaltan como positivo de la cultura árabe y como algo que quisieran conservar los valores. Valores íntimamente relacionados con la religión, por supuesto, pero eso se debe a la relativa omnipresencia de la religión en los países árabes, pues uno de los aspectos de la religión musulmana es que el creyente puede y debe aplicarla en multitud de facetas de su vida.

En el caso de la sociedad occidental, los valores relacionados con la religión también están ahí, en los cimientos, pues occidente tiene una importantísima tradición judeo-cristiana, pero no es tan evidente. Muchos "valores" de la sociedad occidental vienen dados por otros elementos, como ideologías políticas (comunismo o socialismo), tendencias económicas (capitalismo) o corrientes filosófico-sociales (individualismo, feminismo...). En los países árabes estas otras influencias también se dan, pero de menor manera que la influencia y poder sobre la cultura y las formas de la que tiene la religión musulmana.

Separación Iglesia-Estado

La separación de la Iglesia (ya cristiana, ya musulmana) del Estado pertenece a la cultura occidental como algo de "pleno derecho", pero lo cierto es que esa separación es relativamente reciente. Sin embargo, junto con la separación de poderes, es uno de los rasgos de los que la democracia occidental "presume". 

En el caso de los países árabes, esa separación religiosa y política no se da, llegando incluso la religión a asumir todo el peso político, especialmente en las "repúblicas islámicas" (como Irán, aunque no sea estrictamente árabe). La religión regula no sólo para los practicantes o creyentes, sino para el conjunto de la sociedad, 

introduciéndose tanto en la esfera pública como en la esfera privada. Y aunque en general en estos países islámicos no se "le obliga" a nadie a profesar una determinada fe, las dificultades de los no musulmanes a la hora de llevar a cabo trámites relacionados con el gobierno son muy superiores a los que puedan vivir los creyentes en una religión que no sea la del Estado en la cultura occidental en general.

En el caso de nuestros tres "hijos de inmigrantes", tanto Barri como Faisal prefieren la separación entre Iglesia y Estado, pues la otra opción les parece "anticuada" y anacrónica para la sociedad actual.

 

Sin embargo, como es el caso de Fares, también existen aquellos que abogan por una sociedad en la Iglesia y Estado no estén tan radicalmente separados, es decir, una sociedad teocéntrica.

Para él, los actuales gobernantes no se eligen por su grandeza moral -o religiosa-, por lo que España y el resto de países occidentales acaban con gobernantes corruptos y sin valores. Es consciente de que también los hay corruptos en los países árabes, pero opina que en general si un gobernante se preocupa de educarse en la fe tendrá una sensibilidad distinta de aquel que sólo tenga motivos ideológicos o políticos.

 

Tanto Barri como Faisal han asumido y aceptado como mejor la opción "típica" de la cultura occidental, acercándose, al menos en la esfera política, a esa identidad española, mientras que Fares mantiene los aspectos positivos de la opción teocéntrica y critica la frialdad, el utilitarismo y el individualismo de la opción que separa religión y Estado.

En su reflexión, Faisal habla de otro elemento diferenciador entre la política española y la marroquí, con su consecuente resultado cultural, que es la "devoción" y respeto al rey. Aunque en España la institución real está, en esencia y a pesar de los últimos "escándalos" de la corona, bastante respetada, en el caso de Marruecos es mucho mayor, al igual que el respeto y amor a la bandera. 

Cuestión de identidad

¿Y si les preguntamos que de dónde se sienten ellos?

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